Mientras el niño estaba de colonias, nosotros hicimos una pequeña escapada a Cantabria.
En el post de hoy, me acompañarás a la playa y a ver las sequoias (o secuoyas) del monte Cabezón, cercanas a Comillas.
Dos días muy tranquilos. Esta vez, no nos acompañaba el perro, pero sí Caty, mi Basaak doll. ¡Era una oportunidad buenísima de hacerle más fotos!
Llegamos al mediodía al hotelito en Galizano. Unos minutos de descanso para Caty entre almohadones.
- " ¡Wowwwww, fuera zapatos! ¡Qué bien!" -
En un entorno precioso y tranquilo, un balcón con vistas a un mar de hierba verde hasta horizonte. Teníamos un buen plan: comer y después ir a la playa...
Después de comer, nos fuimos a la playa de Langre La pequeña.
Cerca del pueblo de Langre, hay dos playas preciosas: La pequeña y la grande. Nos decantamos por la Pequeña.
Entre acantilados, unas escaleras salvan el desnivel de unos 30 metros y nos llevan a la playa. Las últimas están destrozadas por los últimos temporales, pero se puede bajar sin problemas. Y lo digo porque yo soy de naturaleza patosilla, soy capaz de tropezar con la sombra de una moneda y no tuve problemas.
Es pequeña. Según la página web del pueblo de Langre, tendrá unas medidas de 200x50m que dependiendo de las mareas, puede modificarse. Tiene una arena dorada y fina y el agua es transparente. No tiene servicios. Pero es preciosa.
En la foto inferior, podéis ver el "Pico de Langre". El acantilado acaba en esa forma extraña. Hay gente que ve un león tumbado y otros la cabeza de una persona. Yo veo un señor de perfil, saliendo de entre las rocas, con un brazo extendido para agarrarse. ;p
Extendimos las toallas.
Caty lleva puesto el bikini que le hice para la ocasión. Tenía un trozo de tela de licra elástica verde con pequeñas manzanas que me pareció fantástica para fabricarle un bikini y una cinta para el pelo.
Y la acomodé para que disfrutase del sol. ¡Hummmmm, que gusto de sol!
Después de disfrutar un rato de tranquilidad y sosiego en la playa Pequeña de Langre, recogimos para irnos.
Antes de abandonar la zona, una foto panorámica como recuerdo. Menudas maravillas a un paso de casa.
Desde el aparcamiento estuvimos observando la Playa Grande, con sus olas, sus surfistas, socorristas, banderas y todo lo que necesita una playa repleta de gente. Impresionaba como los acantilados hacen pared y esconden las playas de abajo.
Y nos fuimos a la playa de Somo, donde tomamos algo y nos fuimos a pasear por su largo arenal.
El viento era fuerte y había mucho oleaje, pero podíamos ver Santander desde allí.
En una zona tranquila otra foto de Caty y su bikini nuevo.
Cuando nos cansamos de pasear por la playa, nos fuimos hacia Galizano, había que ir pensando en cenar.
---
Al día siguiente, después de desayunar nos fuimos hacia Comillas. Pero antes, hicimos un alto en Las Sequoias del monte Cabezón. Mi amiga Nire Barregozoak, me dio la información y nosotros la aprovechamos bien.
¡Sigue a Caty, a conocer las secuoyas!
Las secuoyas del monte Cabezón están dirección Comillas, hay que estar atento, porque no está muy bien indicado. El cartel que lo señaliza está a la entrada y no se ve bien si vas hacia Comillas. No hay mucho aparcamiento, por lo que os recomiendo ir pronto. Una vez allí, nos espera un paseo precioso, merece la pena.
Las secuoyas son el ser vivo más alto del planeta, puede alcanzar hasta 120 metros de altura, así como pueden vivir miles de años.
Son árboles de hoja perenne, de tronco recto y ramas horizontales. Muy juntos unos de otros, pueden compartir las mismas raíces y así, si un árbol queda dañado, los demás seguirán desarrollándose.
Los ejemplares más longevos pueden llegar a tener una corteza de más de 50 cm de espesor, que ha creado la falsa creencia de que son inmunes al fuego. Pero no. ¡Así que cuidado! ¡En los bosques extremar la precaución!
Las secuoyas del Monte Cabezón, fueron plantadas en los años 40, para buscar el aprovechamiento forestal de zonas baldías. En aquella época se plantó también gran cantidad de eucalipto y pino, entre otros. Siendo finalmente elegido el eucalipto y en menor medida el pino, como especies de aprovechamiento maderero.
Estas secuoyas ocupan 2,5 hectáreas (o así). Hay unas ochocientas y pico secuoyas y 25 pinos radiata.
Es impresionante mirar hacia arriba y no ver el final. Estos ejemplares, más o menos alcanzan los 40 metros de altura y como veis apenas dejan pasar la luz.
El paseo es increíblemente bonito y evocador. Uno no puede dejar de extasiarse de cómo nos sorprende la Naturaleza. Desde luego es un sitio ideal para la fotografía.
Aquel día el sol luchaba por atravesar las altas copas. Así que a ras de tierra llegaba una luz tamizada y mágica que aproveché con Caty.
Tal vez el verde de las altas copas, el sol reflejado en los los rojizos troncos, o tal vez el color de las hojas caídas en el suelo, pero no he visto una luz igual. ¡Fantástico!
Hay una secuoya cuyo diámetro es enorme, no sabría decir cuanto, pero incluso hay un mirador desde donde puedes disfrutar de sus medidas. Es allí donde la gente se hace una foto sólo o en grupo, intentado abrazar el árbol.
Luego los tienes de todos los grosores. Cuanto más abajo, más gruesos son. También puedes encontrarlos cortados, como de haber hecho limpieza y mantenimiento.
El sendero está muy bien marcado, invita a bajar y a caminar disfrutando de la paz y tranquilidad de la zona.
Puedes encontrar una bajada como la de la foto inferior o también escalones hechos con ramas.
Como ya os he dicho soy de naturaleza torpe y tuve que poner cuidado al bajar los escalones hechos con ramas. Porque si, han cortado las ramitas más pequeñas, pero no al ras. Es decir, te puedes encontrar con un escalón del que sobresale un trocito de ramita.
Si no vas atento (como yo) puedes ser el más rápido bajando, sin utilizar piernas ni pies y probar el sabor de la tierra al final de tu vuelo sin motor.
Manera poética esta, de deciros que casi me mato. Fue un casi-casi, pero ahí estuvo el susto. Soy así, con emoción a todas horas...
En uno de esos escalones senté a Caty, para fotografiarla. Tuve que esperar a que pasase gente, aquello se estaba animando. Y me di prisa, porque no es cuestión hacer esperar a nadie, por tener la Basaak doll en medio del camino.
En uno de estas, vimos a una familia con un perro que abultaba más que yo. ¿Qué digo? Era el doble.
Cuando veo que el enorme perro color vainilla viene al galope hacia mi, no pude menos que cerrar los ojos y poner cara de "queviene-queviene". (Osea, arrugué la nariz, boca, ojos y giré la cara hacia un lado y esperé tiesa como un palo). Pensé: -" Ayyyyyyyyy yyyyyy yyy yy"-
Ya "sentía" sobre mi, las enormes zarpas y los dos al suelo. Pero no, pasaban los segundos y no ocurrió nada, así que abrí un ojo, luego el otro. Busqué al perrazo, que lo encontré dando alegres y juveniles saltos alrededor nuestro.
Oye, que risas las de los dueños (je, pensé yo) "No hace nada, solo va a saludar" Dicen.
Claro, un perraco de casi 60 kilos va a saludar a este cuerpo humano de 47kg, pues no hace "nada" más que pegarme un susto de muerte y gracias a que no me saludó en condiciones que si no, me rebozo "alegremente" con él en el suelo. ¡Guay! Es cierto soy una exagerada, ainssssss.
Desde luego anécdotillas tengo para contar. En otra parte del bosque encontramos lo que podemos llamar una convención de perrillos schnauzer. (Si, parecía el día del perro) Un montonazo de ellos, corriendo pizpiretos por el fondo del secuoyal (me acabo de inventar la palabra, no la busquéis) Y con ellos sus felices amos, contando chascarrillos de sus canes.
Luego llego yo, la loca de la muñeca y saco la Basaak doll, para hacer fotos... Flora y fauna en su esplendor.
No me pude resistir a toquetear el tronco, la corteza de una secuoya. Es un tacto curioso. Si has tocado el tronco de un pino, lo encuentras duro, rugoso y resinoso. Esto es todo lo contrario, suave, blandito, esponjoso y sorprendente.
Luego entra en escena mi desbordante imaginación, con la que "vi" un montón de boquitas en la corteza, queriendo hablar a la vez. Como en los árboles de los cuentos... ¿A qué si? ¿Eh, eh, eh?
El sol iba subiendo por lo que el olor a naturaleza recalentada, también. No es como en un pinar, que huele a resina seca, no. Aquí huele distinto, es más suave y cálido. Imposible explicar con palabras.
En algunas partes del recorrido, hay unos bancos de madera, ideales para descansar, admirar nuestro alrededor y sacar unas últimas fotos a Caty.
También os enseño esta otra foto, son de esas que me gustan hacer. Enfocar el fondo y seguido hacer la misma foto, pero enfocando el primer plano.
No es ninguna proeza artística, pero me encanta ver que todo cambia según enfoques un punto u otro. Como la vida misma, ¿no?
La llegada de gente era incesante. Nosotros dimos punto final a la visita de las Secuoyas del Monte Cabezón para seguir camino hasta Comillas.
Pero esa es otra historia que merece ser contada en el próximo post.
¿Conocías las playas de Langre y Somo? ¿Y las Secuoyas del Monte Cabezón?
Yo no, y quedé encantada.
Hasta pronto. Besos
Información:
Ha estado genial tu relato del paseo y las fotos de Caty toda una top model, madera y de la buena tienes para la fotografía. Me has dejado encantada con los paisajes, no se sabe cual es mejor....
ResponderEliminarUn abrazo y feliz martes, desde Super Nova Accesorios :)
Gracias Nala!!! Me alegro que te gustase. Seguro que allá tenéis sitios preciosos que uno no debería de perderse. Jejejeje gracias de verdad. Muchísimos besos.
EliminarNo los conocía y eso que estuve en Comillas hace tiempo, pero fue sólo un día y era invierno. Voy a tener que repetir después de ver tu fantástico viaje. Y Caty muy guapa!
ResponderEliminarBesos.
Hola María,
EliminarMe alegro que tras mis fotos te entren ganas de repetir viaje. Muchíiiiiisimas gracias por tu comentario. Besos de los gordos
Pero que guapísima sale Caty en todas las fotos, con esa carita de pillín a que tiene, me he quedado alucinada con la foto del tronco lleno de caras, desde el móvil, no lo había visto bien.¡Que pasada!.Musutxus!!!
ResponderEliminarSiiiiiiiiii, Nekane, por casualidades de la vida, hice foto a ese árbol que parece que tiene caras y bocas. Si te pones a observarlo se pueden ver prefectamente un par. Jijijijijij, lo que es la imaginación.
EliminarY qué decir de Caty, a mí me tiene enamorada del todo y se nota no?
Besos